viernes, 24 de septiembre de 2010

done!



Moncloa, 22'00 h
Ya está hecho.
Dejé el libro ayer. 
Solo espero que no se mojase mucho por la lluvia.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Diario - Chuck Palahniuk


Querido Lector,
Antes de todo, quiero pedirle disculpas por el estado en el que se encuentra el libro que tiene entre sus manos, intenté hacer lo posible para que mi intervención no dificultase su lectura… pero se me fue de las manos.

No se preocupe, no se trata del libro de un degenerado ni de un crío de 13 años con un hervidero de hormonas por cerebro… no, lamento decepcionarle pero no soy más que una estudiante de Bellas Artes (apuesto a que ya había llegado usted a esa conclusión por la calidad de los dibujos) ya entrada en la veintena con cierto desequilibrio emocional.

Como ya habrá deducido, este libro no me pertenece, pero tras descargar toda mi ira del modo más infantil que se me pudo ocurrir sobre sus páginas pensé que tal vez no sería demasiado oportuno devolvérselo a su dueño legítimo. Aunque he de reconocer que tampoco lo reclamó, por eso no tuve muchos reparos en dejar fluir mi creatividad.

La historia de este libro es bastante simple y seguro que alguna vez le ha pasado: intercambias un libro con alguien y ese alguien resulta ser una escoria social digna de cualquier miseria que el karma decida regalarle… y ahí estás tú, sin uno de tus libros favoritos y con el libro que un capullo integral decidió prestarte porque le recordaba a ti y que ni siquiera tenías intención de leer. Llegados a este punto… ¿qué haces con ese libro? Tú no lo quieres, tú no se lo pediste, tú nunca lo quisiste.

Al principio lo conservé con la esperanza de que se le ocurriese pedírmelo y así recuperar el mío. Pero pasa un mes… y otro… y el libro ahí sigue, en tu estantería mirándote fijamente todos los días. Podría haberle pedido yo el mío y habérselo devuelto… pero no iba a hacerle ese favor, no… No se lo merece. Además mi libro… pues sí, era un libro que me encantó y me da pena perderlo pero al fin y al cabo es un libro, puedo volver a comprármelo… y si me lo hubiese devuelto… ese libro sería siempre el libro que preste a… y tampoco se lo merece.

Una vez asumido que no iba a recuperar mi libro ni devolverle éste, pensé en deshacerme de él, quemarlo, tirarlo a la basura, regalárselo a alguien… pero al fin y al cabo es un libro y no tiene la culpa.
Así que pensé que tal vez podría sacar algo bueno de esto, canalizar toda mi rabia, mi ira y mi impotencia con su libro. Y ahí es cuando pensé que el modo más maduro de pasar página (ha visto que ocurrente soy?) era llenarlo de penes. En cierto modo es un proceso similar al voodoo, solo que en vez de arrancarle un pelo y clavar agujas en un monigote he dibujado penes en su libro.
Para llevar a cabo mi intervención pedí colaboración a varios amigos (solo a aquellos con los que tengo la confianza suficiente como para pedirles que dibujen penes en un libro ajeno y no me miren raro) y es muy curioso, porque sobre estas páginas hay penes de 8 personas diferentes y cada uno los ha dibujado de manera distinta. Algunos se han emocionado especialmente y han salido penes bastante interesantes. La verdad es que me lo he pasado en grande llenando las páginas de penes de todas las formas y colores.

La finalidad de ésta obra es convertir el dolor que te causa una persona en algo bueno mediante las cosas que te ha dejado.

Sé que no puedo controlar lo que hará usted con el libro, ni siquiera se si se molestará en leerlo, tal vez se lo quede… tal vez lo tire… la verdad es que no debería importarme demasiado pero a mí lo que realmente me gustaría es que una vez lo haya leído lo deje en el mismo sitio donde lo encontró con la esperanza de que otro viandante curioso lo recoja.

Espero que a pesar de los dibujos sea capaz de leer el libro y disfrutar de su lectura.